Los ojos de una mujer son un
misterio, un portal, a su alma, a sus tristezas, alegrías y pasiones; dichosos
los hombres que se enamoran de una mirada. Y como en los cuentos de hadas
empezare con había una vez…
Leeuwarden, localizada al norte de
Holanda, aquí empieza la historia de una mujer que levantó tantas pasiones y
sembró tanto misterio a su alrededor. Margaretha Geertruida Zelle más conocida
como Mata Hari fue la más legendaria espía de nuestra época.
Hija de Adam Zelle, un modesto
sombrerero con aires de grandeza y gustos extravagantes de quien Margaretha
heredaría el gusto por la buena vida. Su madre Antje van der Meulen murió a
temprana edad, era una mujer de hogar de ascendencia javanesa y de una belleza
exquisita.
Desde muy temprana edad sintió una
gran curiosidad por los uniformes militares, las danzas javanesas y la cultura
de oriente. A los 18 años se casó con el Capitán Campbell MacLeod y
desafortunadamente su matrimonio duró apenas cinco años, el alcoholismo tras la
muerte de uno de sus hijos y el mismo hecho lamentable terminó por consumir el
hogar que habían formado.
Divorciada y sin la custodia de su
hija regresa a Europa a probar suerte en París. Aprovechando sus rasgos
orientales y de la mano de su primer benefactor el barón de Marguerie se
autodenomina como la princesa de Java y empieza a ejercer bailes exóticos y
striptease.
Su habilidad para persuadir y
convencer a las personas además de una gran imaginación contribuyó a su éxito
en París. “Mi madre, gloriosa bayadera del templo de Kanda Swandi, murió a los
14 años, el día de mi nacimiento. Los sacerdotes me adoptaron y me bautizaron
bajo el nombre de Mata-Hari, que quiere decir “Pupila de la Aurora”, contaba
imperturbable.
Los parisinos armaban verdaderos
revuelos para conseguir localidades en primera fila, todos querían disfrutar
del espectáculo y de su derroche de sensualidad que en cada movimiento de
cadera creaba una fantasía diferente en los espectadores.
Empezó a relacionarse con militares
de alto rango y en general con la alta sociedad. Frecuentaba políticos y
millonarios que hacían generosas contribuciones por su compañía, así, costeaba
su lujoso estilo de vida.
Estalló la Primera Guerra Mundial y
los altos jefes políticos y militares encontraron en ella la espía perfecta. Carismática,
inteligente, bella y con una gran capacidad de persuasión, era la candidata
ideal para el puesto.
La guerra llegó en el momento más
inoportuno de su brillante carrera y la crisis económica la llevó a aceptar
dinero del servicio de inteligencia Alemán. Como un camaleón se adaptaba a cada
situación, cambiaba de oficio, fisonomía, nacionalidad y con una gran capacidad
actoral interpretaba el papel que se le encomendara.
Bajo el alias de H-21 en el
servicio de inteligencia alemán comete un grave error. Convencida de que sus
influencias la salvarían de cualquier peligro, ofrece sus servicios de
espionaje al jefe del servicio de inteligencia francés, el capitán Ladoux,
quien vigilaría de cerca todos sus pasos.
Dicen que en el amor y la guerra
todo se vale, y su gran amor lo valía. Al ofrecer sus servicios de espionaje al
capitán Ladoux lo que pretendía es conseguir un visado para poder visitar al
mal herido oficial ruso, Vadim Masslov, el gran amor de su vida.
En agosto de 1916 la "deuxieme
bureau", división francesa de contraespionaje pone a prueba su lealtad. Le
confían una misión en Holanda que fracasa y termina desembarcando en España,
centro del espionaje y contraespionaje de la Primera Guerra Mundial.
Conoce en Madrid al capitán alemán
Von Kalle, obtiene de él información importante sobre las maniobras del
ejército alemán que transmite al servicio de inteligencia francés; pensando en
que es un doble agente desacreditan la información y siguen sospechando de
ella.
Finalmente, furiosos y cansados de
no obtener resultados de relevancia, los alemanes tendieron una trampa para
demostrar que ella era una doble agente que servía a ambas naciones. Los
alemanes enviaron intencionalmente un mensaje comprometedor y cifrado que fue
interceptado por los franceses, se detallaba cada uno de los movimientos
realizados por la agente alemán H-21 que coincidían con los movimientos que
realizó Mata Hari.
Mata Hari y el agente H-21 eran una
misma persona. De regreso a París es detenida en su domicilio y llevada a la
prisión de Saint Lazare por el ejército francés, los cargos en su contra fueron
concisos; ejercer como doble agente al servicio de Alemania y Francia lo que
causó la muerte de miles de soldados.
En su juicio negó todo tipo de
actividad a favor de Alemania y afirmó que cualquier contacto que mantuvo con
el enemigo fue para obtener información importante para Francia. "¿Una
ramera?, ¡Sí!, pero una traidora, ¡Jamás!" son palabras que quedaron para
la historia.
Fue condenada a muerte por alta
traición, la mañana del 15 de octubre de 1917 vestida y maquillada con un traje
negro y un sombrero de ala ancha y botas, la exótica bailarina levanto su brazo
despidiéndose coquetamente de sus verdugos y de la multitud parisina. Minutos
antes de su ejecución no permitió que vendasen sus ojos y con un beso de
despedida a sus ejecutores recibió la ráfaga de disparos con valor.
Pablo Ordóñez
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