Hoy fue un día especial, mi madre estaba de cumpleaños y como todo hijo mimado que ama a su madre con locura, la traté como se merece, como una reina. Mientras esperaba sentado en un cómodo sillón de una boutique en el Paseo San Francisco, revisaba mí time line de Facebook y encontré una frase que me llamó mucho la atención: “Todos los perros van al cielo” , recordé aquella película de mi infancia que no había visto hace mucho tiempo. Me brindan un café para que la espera sea menos larga. Lo primero que se viene a mi mente, es la conversación que tuve la noche de ayer con una increíble mujer, comprometida con ser la voz de los que no tienen voz, aquellos seres que siempre tienen un gesto de amor incondicional cuando nos despertamos o llegamos a casa. Pero no solo los perros van a ir al cielo, todos los animales lo harán. Son seres que mantienen esa inocencia que nos falta a los humanos, ese instinto materno que algunas madres carecen y esa capacidad de amar sin juzgar, de