Hoy fue un día especial, mi madre
estaba de cumpleaños y como todo hijo mimado que ama a su madre con locura, la
traté como se merece, como una reina. Mientras esperaba sentado en un cómodo
sillón de una boutique en el Paseo San Francisco, revisaba mí time line de
Facebook y encontré una frase que me llamó mucho la atención: “Todos los perros van al cielo”, recordé
aquella película de mi infancia que no había visto hace mucho tiempo.
Me brindan un
café para que la espera sea menos larga. Lo primero que se viene a mi
mente, es la conversación que tuve la noche de ayer con una increíble mujer,
comprometida con ser la voz de los que no tienen voz, aquellos seres que
siempre tienen un gesto de amor incondicional cuando nos despertamos o llegamos
a casa.
Pero no solo los perros van a ir
al cielo, todos los animales lo harán. Son seres que mantienen esa inocencia
que nos falta a los humanos, ese instinto materno que algunas madres carecen y
esa capacidad de amar sin juzgar, de estar en las buenas y en las malas de
forma incondicional.
Recuerdo a mi primera mascota,
era un pequeño Lorito que me regaló mi padre en una navidad. Si bien es cierto,
este tipo de animales en la actualidad no se consideran como mascotas, y está
prohibido tenerlos en los hogares, ese animalito nos brindó muchos momentos de
alegría.
En ocasiones me pregunto: ¿qué
sucede en la mente de aquellas personas que abandonan a sus mascotas? Es increíble
e inigualable la maldad humana.
Mi mente me lleva a una madrugada
cualquiera, era un estudiante universitario, el bus de recorrido de mi
universidad pasaba a unas cuantas cuadras de mi casa. Caminaba al punto de
encuentro, de pronto, unos pequeños gemidos de lamento y desesperación se escuchaban
a un lado del camino. Eran tres cachorros abandonados a su suerte, con hambre y
frío esperando la muerte.
Inmediatamente los llevé a casa,
calenté una tina de agua y los cachorros recibieron un baño para
recuperar el calor en sus pequeños cuerpos. Luego, los abrigué con una manta y
mi madre los alimentó por algunos días hasta que estén fuera de peligro. Ahora
son unos fuertes y temperamentales compañeros, cada uno tiene su propio hogar.
Hace pocos días se presentó en la
Asamblea Nacional del Ecuador, el borrador de la Ley Orgánica de Bienestar
Animal (LOBA). Esta propuesta consta de cinco fundamentos: violencia interpersonal,
temas de salud pública, derechos de la naturaleza, bienestar animal y buen
vivir.
El principal objetivo de esta
iniciativa es garantizar el bienestar de todos los animales, evitar el maltrato
y la comercialización de mascotas en espacios públicos, que en la mayoría de
los casos, no cuentan con la infraestructura adecuada para estos propósitos.
De corazón, espero que esta iniciativa llegue a concretarse...
“Solo le pido a dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca
muerta no me encuentre
vacio y solo sin haber hecho lo suficiente”
Pablo Ordóñez
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