Ir al contenido principal

Andrógino, el mito de las almas gemelas

En un inicio, la raza humana no era como hoy. Era muy diferente. No existía dos sexos, sino tres: hombre, mujer y la unión de los dos. Y esos seres tenían un nombre que expresaba bien su naturaleza: Andrógino. 

Además, esa criatura primordial era redonda: sus costillas y sus lados formaban un círculo y ella poseía cuatro manos, cuatro pies y una cabeza con dos caras exactamente iguales, cada una mirando hacia una dirección, apoyada en un cuello redondo.

La criatura podía andar erecta, como los seres humanos hacen, para adelante y para atrás. Pero podía también rodar y rodar sobre sus cuatro brazos y cuatro piernas, cubriendo grandes distancias, veloz como un rayo de luz. Eran redondos porque redondos eran sus padres: el hombre era hijo del Sol. La mujer, de la Tierra. Y el par, un hijo de la Luna.

Su fuerza era extraordinaria y su poder, inmenso. Y eso los tornó ambiciosos. Y quisieron desafiar a los dioses. Fueron ellos los que osaron escalar el Olimpo, la montaña donde viven los inmortales. ¿Qué debían hacer los dioses reunidos en el Consejo celeste? ¿Aniquilar a las criaturas? ¿Pero cómo quedarse sin los sacrificios, los homenajes, la adoración? Por otro lado, tal insolencia era perfectamente intolerable. 

Entonces...

El Gran Zeus rugió: Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a disminuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus cabezas, para que pudieran contemplar eternamente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tronco y moldeó su estómago, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día.

Y ahí fue que las criaturas comenzaron a morirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando...

Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en adelante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los dioses descansarían. 

Con el tiempo las criaturas se olvidarían de lo ocurrido y sólo tendrían conciencia de su deseo. Un deseo que jamás estaría enteramente saciado en el acto de amar, porque aun derritiéndose en el otro por un instante, el alma sabría, aunque no pudiera explicarlo, que su ansia jamás sería completamente satisfecha. Y la nostalgia de su otra mitad regresaría, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor.

¿Mito o realidad? que importa... Te extraño, regresa pronto eres mi alma gemela.


Pablo Ordóñez

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ecuador y el "joga bonito" a la vuelta de la esquina

...¿Cómo nació esta pasión?  Su pregunta me lleva al pasado, en un deja vu recuerdo la primera vez que ingresé al Estadio Olímpico Atahualpa, más conocido como “El Coloso del Batán”. En esa ocasión se disputaba uno de los cotejos clasificatorios para el mundial de Francia 1998, Ecuador-Argentina, un resultado heroico para los locales y un sentimiento de pertenencia y amor por la patria, se cosechó ese día en mi infante ser. Aquella vez, mi padre decidió no enviarme a la escuela, mi madre bastante molesta me preparaba una mochila con golosinas y gaseosas, el bloqueador en mi rostro no podía faltar, mientras que, mi padre buscaba una gorra para protegerme del intenso sol que quema en Quito al medio día. Debo confesar, al inicio no me sentía muy entusiasmado con la idea de asistir a un cotejo eliminatorio, en la calle siempre escuchaba decir “negros malos”, “no sirven para nada”, etc, etc. pero, desde el primer momento que pisé el graderío de la general sur, absolutamente tod

Tú y yo...

Son las seis de la tarde en algún lugar del caribe, el cielo azul de este paraíso terrenal me recuerda a esas tardes de mi infancia en una ciudad andina, escondida entre valles y volcanes.  A lo lejos estas tú, la brisa acaricia tu cabello mientras te acercas a mi mesa con un vestido blanco ajustado a tus caderas, todos te ven, que afortunado me siento de tenerte. Es nuestra luna de miel, ha pasado un año desde que decidimos unir nuestras vidas y hoy estamos aquí: felices, libres, amándonos. Todo se resume en la complicidad de nuestras miradas, ambos sabemos cuánto nos ha costado estar aquí. “Hay amores que se vuelven resistentes a los años, como el vino que mejora con los años, así crece lo que siento yo por ti” . A mi mente regresan esas primeras canciones con las que nos enamoramos, nuestro primer beso, las primeras caricias atrevidas, el calor de tu cuerpo junto al mío. También recuerdo los momentos difíciles que nos hicieron más fuertes, que nos retaron a ser mejore

Ecuador necesita un recambio generacional en el Periodismo

Han pasado diez días desde mi último post y me encuentro de nuevo en la trinchera de mi universo de letras, con la esperanza de que algún día el Periodismo en el Ecuador, sea como lo definió Gabriel García Márquez "el mejor oficio del mundo". Sin embargo, en estos tiempos es muy común hablar sobre libertad de expresión, de ataques a la prensa y  de otros mecanismos de censura. Pero es curioso y contradictorio que ciertos personajes que llevan años en esta “cruzada por la libertad de prensa” , sean los mismos que en las salas de redacción censuran, agreden y cuartan la libertad que proclaman. Considero que el Periodismo ecuatoriano necesita un recambio generacional, el norte al que debemos aspirar es a ser un Periodismo 2.0, un espacio de MUTUO RESPETO, apertura a nuevas ideas y formas de entender la comunicación. Pero sobre todo, a ser un Periodismo de TOLERANCIA a nuevos estilos de comunicar e informar. Se debe erradicar para siempre las dictaduras editoriales,